Author’s note: I wrote this reflection while doing a month-long Spanish immersion in Puerto Rico. It is common for Jesuits of the United States in formation to spend their summers improving their Spanish. As such, I decided to write this piece using as much Spanish as possible.
Nota del autor: escribí esta reflexión mientras hacía una inmersión en español de un mes en Puerto Rico. Es común que los jesuitas de los Estados Unidos en formación pasen los veranos mejorando su español. Como tal, decidí escribir este artículo usando la mayor cantidad de español posible.
My friend calls me as I am laying in the un-air conditioned room of this Capuchin Monastery at the top of this mountain in Puerto Rico. As the fan drones on and the coquis, those little frogs native to the island, fill the night with their croaking, I listen to my friend. It is serious. Something has happened. There was a bar. There were friends. Words were spoken. She is younger than me, and uncertain about her future. She is hopeful. She is passionate. She wants a good career and a meaningful life. But this fight has shaken her confidence. “Maybe I shouldn’t interview for this counseling job. How can I help others when I can’t even help myself?” That’s what I heard over and over again as I listened. In many ways, she reminds me of myself.
Mi amiga me llama por teléfono mientras estoy acostado en mi dormitorio sin aire acondicionado, de este Monasterio Capuchino en la cima de esta montaña en Puerto Rico. Mientras el ventilador zumba y los coquíes, esas ranitas nativas de la isla, llenan la noche con su croar, escucho a mi amiga. Esto es serio. Algo ha pasado. Había un bar. Hubo amigos. Se hablaron palabras. Había menos amigos. Es más joven que yo y no está segura de su futuro. Ella tiene esperanzas. Ella es apasionada. Quiere una buena carrera y una vida significativa. Pero esta pelea ha sacudido su confianza. “Quizás no debería entrevistarme para este trabajo de consejera. ¿Cómo puedo ayudar a los demás cuando ni siquiera puedo ayudarme a mí misma?” Eso es lo que escuché una y otra vez mientras escuchaba. En muchos sentidos, me recuerda a mí misma.
And with the tropical trees and the spanish music playing from the houses near our guesthouse, I return to Honduras. I arrived in San Pedro Sula in 2014 planning to teach at a bilingual high school. At the airport, a man with a wide, toothy smile greeted me. He held a makeshift cardboard sign haphazardly, grabbing my bags. All around I could see warm colors against the plastered walls. I ate, my hands full of warm flour tortillas. The taste of hand-prepared beans lingering on my tongue. I could feel God’s presence close to the people around me. They gave of themselves freely. I walked around the street and found a church filled to the brim of life. Green vines. Vibrant flowers. I had never seen a sanctuary more filled with plants. Then, birds began to sing as if to block out the violence and noise of San Pedro Sula.
Y con los árboles tropicales y la música española que suena en las casas cercanas a nuestra casa de huéspedes, regreso a Honduras. Llegué a San Pedro Sula en 2014 con la intención de enseñar en una escuela secundaria bilingüe. En el aeropuerto, un hombre con una amplia sonrisa llena de dientes me saludó. Sostenía un letrero de cartón improvisado al azar, agarrando mis maletas. A mi alrededor podía ver colores cálidos contra las paredes enlucidas. Comí con las manos llenas de tortillas calientes de harina . El sabor de los frijoles preparados a mano persistía en mi lengua. Podía sentir la presencia de Dios cerca de las personas que me rodeaban. Se dieron a sí mismas libremente. Caminé por la calle y encontré una iglesia llena de vida. Vides verdes. Flores vibrantes. Nunca había visto un santuario más lleno de plantas. Luego, los pájaros comenzaron a cantar como para opacar la violencia y el ruido de San Pedro Sula.
After a day, we left the capital city for the highschool where we would work. It was far in the countryside in a town near the Guatemalan border. When I arrived in the small barrio outside of this small town I could see how far away I was from the life I was used to living. There was an insidious voice who hovered around my shoulder telling me that I wouldn’t make it. It got louder little by little. I took my newly bought clothes to wash at the pila, those stone sinks outside the house, and I heard the voice. It got louder as I scrubbed and scrubbed and couldn’t quite get my clothes as clean as I could back home. I sat through a four hour church service where I couldn’t understand a word, and I heard the voice. I thought of my bank account shrinking and shrinking while I pursued this extended gap year, and I heard the voice. You’ll never make it. Broken down and desolate after two weeks of tribulation and doubt I decided to leave. I would go home.
Después de un día, dejamos la ciudad capital hacia la escuela secundaria donde trabajaríamos. Estaba lejos, en el campo, en un pueblo cerca de la frontera con Guatemala. Cuando llegué al pequeño barrio en las afueras de este pequeño pueblo, pude ver lo lejos que estaba de la vida a la que estaba acostumbrado. Había una voz insidiosa que se cernía alrededor de mi hombro diciéndome que no lo lograría. Se hizo más fuerte poco a poco. Tomé mi ropa recién comprada para lavarla en la pila, esos lavabos de piedra afuera de la casa, y escuché la voz. Se hizo más fuerte mientras fregaba y fregaba y no podía dejar mi ropa tan limpia como podía en casa. Me senté durante un servicio de cuatro horas de la iglesia en el que no pude entender una palabra y escuché la voz. Pensé en mi cuenta bancaria encogiéndose y encogiéndose mientras perseguía este año sabático extendido, y escuché la voz. “Nunca lo lograrás.” Al final, abatido y desolado después de dos semanas de tribulación y dudas, decidí irme. Me iría a casa.
Yet, leaving wasn’t the hardest part. Making that decision while I was depressed and unsure was easy. It was living with the decision that was hard. Because, it was when I decided to listen to that insidious voice that it got louder. I sat for a week on a couch, filling myself up with junk food.
Sin embargo, irse no fue la parte más difícil. Tomar esa decisión mientras estaba deprimido e inseguro fue fácil. Vivir con la decisión fue difícil. Porque fue cuando decidí escuchar esa voz insidiosa que se hizo más fuerte. Me senté durante una semana en un sofá, llenándome de comida chatarra.
Here I am talking to my friend. I wait on the phone. I wait to hear my friend speak. I wait to hear her say “maybe” … one more time before trailing off.
Aquí estoy hablando con mi amiga. Espero en el teléfono. Espero oír hablar a mi amiga. Espero escucharla decir “tal vez” … una vez más antes de apagarse.
It took me a long time to heal from that decision. It took friends and distance both in time and space. I had to forgive myself for not being able to handle what I thought I should. I had to turn to God and feel His love. I had to feel it through the hugs from friends who cared for me when I didn’t care for myself. I had to feel it through long nights and phone conversations filled with static. Just like I am doing now. Letting the static linger.
Me tomó mucho tiempo recuperarme de esa decisión. Se necesitaron amigos y distancia tanto en el tiempo como en el espacio. Tuve que perdonarme a mí mismo por no poder manejar lo que pensé que debería. Tuve que volverme a Dios y sentir su amor. Tuve que sentirlo a través de los abrazos de amigos que se preocupaban por mí cuando yo no me cuidaba a mí mismo. Tuve que sentirlo durante largas noches y conversaciones telefónicas llenas de estática. Como lo estoy haciendo ahora. Dejando que la estática se demore.
I am in Puerto Rico. It is hot. I am tired and cranky from a long day. I am frustrated at the people I am staying with. I am too exhausted to pray. I am not okay.
Yo estoy en Puerto Rico. Hace calor. Estoy cansado y de mal humor por un largo día. Estoy frustrado con la gente con la que me estoy quedando. Estoy demasiado agotado para rezar. No estoy bien.
Yet, as I have grown in this spiritual life I have grown more comfortable with not being okay. There have been weeks of frustration, where I would have rather been anywhere else in the world. I would have rather been doing anything else than what I was doing. There have been times where I have doubted my ability to do my job even when my job was as simple as listening. And I heard that voice, the voice that says I can’t do it and that I am not good enough. I have even heard it during this month-long experience in Puerto Rico. I’ve learned that that voice is not from God. I’ve also learned that not being okay doesn’t last forever.
Sin embargo, a medida que he crecido en esta vida espiritual, me he sentido más cómodo con no estar bien. Ha habido semanas de frustración, en las que hubiera preferido estar en cualquier otro lugar del mundo. Hubiera preferido hacer cualquier otra cosa a lo que estaba haciendo. Ha habido momentos en los que he dudado de mi capacidad para hacer mi trabajo, incluso cuando mi trabajo era tan simple como escuchar. Y escuché esa voz, la voz que dice que no puedo hacerlo y que no soy lo suficientemente bueno. Incluso, la he escuchado durante esta experiencia de un mes en Puerto Rico. Aprendí que esa voz no es de Dios. También aprendí que no estar bien no dura para siempre.
In Puerto Rico there is a saying which translates to “longer than the hope of a poor man.” It is used when a person can’t see an end to something. It is both tragic, highlighting the poverty that people find themselves in, and also hopeful that in the end the situation will get better. I learned this phrase in my Spanish class, and I want to tell her this folk wisdom. I want to tell her that she is loved. I want to tell her that she is enough. However, I just wait on the phone listening to the silence in between us.
En Puerto Rico hay un dicho que se traduce como “más larga que la esperanza de un pobre”. Se usa cuando una persona no puede ver el final de algo. Es a la vez trágico, pues pone de relieve la pobreza en la que se encuentran las personas, y también la esperanza de que al final la situación mejorará. Aprendí esta frase en mi clase de español y quiero contarle este dato. Quiero decirle que es amada. Quiero decirle que es suficiente. Sin embargo, solo espero en el teléfono, escuchando el silencio entre nosotros.
Because there is another voice, too. A voice from God that is sometimes loud and sometimes as soft as a drop of water. For me, it is the voice of gratitude. The voice that points out the soft bed I am sleeping in. It points out the marvelous teachers God has given me. The voice is sometimes a laugh and sometimes a chorus channeling the tender-hearted words of the brothers I live with, the people I see on the streets and in the parish. It is a voice that evokes gratitude and strengthens me for the times I want to scream.
Porque también hay otra voz. Una voz de Dios que a veces es fuerte y a veces tan suave como una gota de agua. Para mí, es la voz de la gratitud. La voz que señala la suave cama en la que estoy durmiendo. Señala los maravillosos maestros que Dios me ha dado. La voz a veces es una risa y a veces un coro que canaliza las palabras tiernas de los hermanos con los que vivo, la gente que veo en las calles y en la parroquia. Es una voz que evoca gratitud y me fortalece durante las veces que quiero gritar.
And that is the voice I am waiting for my friend and I to hear between the static.
Y esa es la voz que espero que mi amiga y yo escuchemos entre la estática.